La mayoría de las amas de casa están acostumbradas a lavar la carne y el pescado antes de cocinarlos. Algunas incluso lavan los huevos. Sin embargo, contrariamente a la creencia popular, no se deben lavar estos alimentos.
Al lavar el pollo, el pavo u otras carnes crudas bajo el grifo, las bacterias de las salpicaduras de agua recorren la cocina y se depositan en los utensilios, las superficies de trabajo, las manos y la ropa.
Estas bacterias suelen ser Campylobacter o Salmonella. La intoxicación por Campylobacter puede causar dolor abdominal, diarrea grave y vómitos.
Para eliminar la bacteria, hay que cocinar el pollo y otras carnes a una temperatura segura.
Para el pollo, esta temperatura es de 90 grados, para la ternera, el cerdo, el cordero y el pescado – 80 grados. El tratamiento térmico destruirá los microorganismos, por lo que no es necesario lavar previamente estos productos.
Por cierto, lavar el pescado antes de cocinarlo tampoco es seguro. Lavar este producto aumenta la probabilidad de contaminación cruzada, en la que las bacterias pasan de un producto a otro, a recipientes y superficies.
Los huevos también entran en la categoría de alimentos que no deben lavarse. Durante el procesado de los huevos en la planta de producción, se aplica una capa protectora a la cáscara para evitar la entrada de bacterias.
Lavar los huevos puede eliminar la capa protectora o dañar la cáscara, permitiendo la entrada de bacterias en el producto. Como sabe, los huevos son una importante fuente de infección de salmonelosis, una grave infección estomacal.